Como ya os he dejado caer y a pesar de no encontrar trabajo de lo que he estudiado (como la inmensa
mayoría) tengo la suerte de poder trabajar en un ámbito que también me
apasiona: el diseño de interiores. Cada cliente que llega es un reto para mi, ya que intenta transmitirme lo que se le ha ocurrido (a veces mejor y otras peor, pero acabo comprendiendole...) y mi
tarea es tratar de materializar su idea y además enseñarle a como
hacerlo él mismo. A menudo me encuentro con gente que tiene miedo de
hacerlo mal o se ven incapaces, pero cuan reconfortante es cuando
semanas más tarde vienen orgullosos enseñándome las fotos del resultado
final.
Hoy quiero compartir con vosotros parte de este gran mundo del diseño y
la decoración. Voy a empezar haciéndolo con algo que me parece de las
cosas más interesantes y chic que se pueden conseguir por poco dinero y
esfuerzo: Restaurar un mueble antiguo.
Los muebles de antes no son como los de ahora que
prácticamente son de mirameynometoques. Los muebles de antes tenían una
consistencia importante, una estructura bien rígida y por eso todavía
tenemos por casa muebles de nuestros abuelos o incluso anteriores. Pero
al ser antiguos tiene una estética diferente, unos colores más bien
oscuros y normalmente son de madera o similar.
No hay cosa que me guste más que un mueble con forma "antigua" pero con
colores modernos, minimalístas y vibrantes. Una silla, una cómoda, ¡lo
que se te ocurra! Puedes restaurarlo y darle una nueva vida.
¿Barniz o Esmalte?
Si el mueble que queremos decorar es de madera podemos optar por dos
tipos de productos: los barnices son como agua con tinte que respetará
la beta de la madera, es decir, se transparentará el dibujo natural de
la madera. Si por el contrario queremos conseguir una superficie
completamente lisa y homogénea, nuestra opción serán los esmaltes.
Ambos productos los podemos encontrar al Agua y al Disolvente.
Esto quiere decir que la base del producto está compuesta por uno de
estos dos componentes. Si es al agua, prácticamente no tendrá olor y lo
que manchemos podremos limpiarlo con agua y jabón. Si es al disolvente,
olerá un poco más, tendremos que limpiar los utensilios que utilicemos
con disolvente o aguarrás, pero la dureza y duración de ésta pintura
será mayor.
¿Mate, Satinado o Brillante?
Por otro lado también tenemos distintos acabados: Mate, Satinado y Brillante.
- Mate es sin nada de brillo. Deja la superficie más bien porosa porque no sella el poro. Su limpieza es más dificultosa. No recomendado para muebles que vayan a tener un gran uso y pretendamos limpiarlos a menudo.
- Satinado es con una pizca brillo, casi imperceptible al ojo pero como sella más el poro nos permitirá limpiarlo mucho mejor que el anterior. El más recomendado si odias el brillo.
- Brillante es con brillo evidentemente. El más duradero y lavable pero también es rechazado a menudo porque puede dejar un acabado muy plastificado.
¿Qué tengo que comprar?
Bien, una vez ya hemos decidido cómo lo queremos, tendremos que ir a
comprar las cosas para hacerlo realidad. ¡Ahí va la lista de la compra!
- Taco de lija de grano fino. Si hay que quitar capas de pinturas o barnices anteriores quizás sea recomendable usar un decapante. Si es sólo para abrir el poro de manera superficial, con el taco es suficiente.
- Imprimación. O selladora, o fijadora, como la queráis llamar. Este producto SÓLO es para cuando vamos a esmaltar, si vamos a barnizar no se tiene que poner. Es como una pintura densa de color blanco que cubrirá el color de la superficie que estamos restaurando. También creará una porosidad perfecta para que nuestro esmalte se adhiera perfectamente y no se descascarille por un golpecito.
- Barniz o Esmalte. Según lo que hayamos decidido hay una ámplia gama de colores y marcas. De barnices una de las mejores es 3V3 y en cuanto a esmaltes, el Titanlux de toda la vida, aunque marcas como Bruguer o Alp le están haciendo bastante competencia.
- Rodillo de espuma. No importa si es de pelo de melocotón o de espuma sintética, lo importante es que sea un rodillo de calidad y de acabado fino, porque si no se nos quedarán todas las marcas del pelo y la superficie no quedará completamente lisa.
- Cubeta de plástico. Para verter el producto con el que vayamos a pintar.
- Cinta de carrocero y plásticos. Para proteger los elementos que no vayamos a pintar.
- Aguarrás o disolvente. Para la limpieza del producto (sólo si lo hemos cogido al disolvente).
¡Manos a la obra!
Ahora que ya tenemos todo, sólo falta hacer realidad nuestra idea. ¡Vamos a por ello!
- Limpiamos bien la superficie con alcohol. Nada de jabones porque dejan residuos.
- Lijamos suavemente como si estuviéramos limpiando.
- Retiramos el polvo.
- Damos una mano de imprimación (sólo si vamos a esmaltar). Dejamos secar de 4 a 6 horas.
- Si es necesario, dar una segunda capa de imprimación hasta que quede completamente blanco.
- Dar una mano del esmalte o barniz que hayamos escogido. Dejamos secar de 4 a 6 horas.
- Dar una segunda mano si es color no es uniforme en el caso del esmalte o si queremos incrementar el tono en el caso del barniz.
Espero que os haya gustado la entrada y si estáis pensando en restaurar
algún mueble y no sabéis cómo hacerlo, ¡no dudéis en preguntarme!
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