Yo no soy mucho de leer. Desde que en el instituto me obligaban a leer
parrafadas impresionantes me negué a que mis ratos libres también los
pasara leyendo. Ya sé que es un error por mi parte, pero quizás por eso
he sentido lo que he sentido al leerme, después de tantos años sin
hacerlo, el mejor libro del mundo mundial.
No hace mucho, una de esas mañanas en las que recogía a mi madre para irnos de compras, nos fuimos al AlCampo. Nada más entrar tienen la zona de libros y mi madre, esa bajita entrañable con los rizos desordenados se fijó en un libro con una portada un tanto pintoresca.
No hace mucho, una de esas mañanas en las que recogía a mi madre para irnos de compras, nos fuimos al AlCampo. Nada más entrar tienen la zona de libros y mi madre, esa bajita entrañable con los rizos desordenados se fijó en un libro con una portada un tanto pintoresca.
Yo tengo el fallo de enamorarme de las portadas sin comprobar cuál es el contenido y como a mi madre también le gustó le dije:
- Te lo regalo, te lo lees y me lo cuentas.
- Te lo regalo, te lo lees y me lo cuentas.
Otro día, tomando un café acompañado de un boogie (un donut de toda la vida pero recubierto de un mogollón de azúcar glass) empezó a contarme que el libro le estaba gustando mucho muchísimo, que iba de una chica que se acababa de divorciar y que una casa que tenía que había sido de sus abuelos había decidido arreglarla para convertirla en una residencia de estudiantes y que cada uno de los capítulos era una norma de la pensión.
Conforme me presentó a Cecilia, (la prota) me enganchó. Cuando quedábamos me iba contando la historia como si yo tuviera 3 años y me fuera a ir a dormir y me estuviera contando un cuento. Al final, tuve que pedirle que me dejara el libro porque aquella maravillosidad tenia que leerla con mis propias manos, degustarla con mis propios ojos...
Mamen Sánchez (la autora) consiguió atraparme con una historia que tiene de todo: amor, locura, tristeza, risa, desamor, motivación, desconfianza, realidad entremezclada (pero no agitada), algo de magia, espiritualidad, misterio y un sin fin de sentimientos que no se puede hacer caso omiso a la sensación que te provoca.
Ha sido una elección perfecta para activarme las ganas de seguir leyendo. Además, las llamadas nocturnas a mi madre contándole mis teorías sobre qué derroteros nos iban a salir los personajes, no tienen precio.
Sin lugar a duda os lo recomiendo. Y si lo leéis, por favor, contadme como ha sido vuestra experiencia!!
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