jueves, 25 de diciembre de 2014

Quiero abrir un blog


5.000 millones de intentos. Todos fallidos. Ya sea por descuido, porque el nombre no tiene gancho, porque no tienes tiempo, porque, porque, porque...! A lo largo de muuuchos años he querido tener un blog y siempre por h o por b acabo cerrándolo a cal y canto y al tiempo, vuelta a empezar. Nuevo personaje, nuevo alter ego... Lo que sea con tal de no dar la cara.

¿Que por qué no doy la cara? Pues porque me da vergüenza. ¿No os ha pasado nunca que os encontráis con un desconocido y sentís un gran alivio a la hora de hablar con él porque no os juzga? Pues algo así me pasa a mi con esto. Si supieras quién soy ya no tendría gracia, porque a lo mejor eres mi jefe y no mola que te adentres tan dentro de mi ser.

En cuestión de 18h he abierto y cerrado dos blogs, renombrado 13 veces y buscado mil y una maneras de encontrar la inspiración. Si pasan más de 3 días y esta entrada sigue viva significa que voy por buen camino. En estas horas he podido descubrir lo importante que es nombrar bien tu blog: que si tiene que tener un nombre pegadizo, que si tiene que ser fácil de recordar, que cuanto más corto mejor, que bla bla bla. Todo verdad. De la verdadera. Pero cuando estás estancado no piensas con claridad y pones lo primero que se te ocurre. Como a mi.

Increíblemente, todos los que se me ocurrían ya existían. Hasta alguno de ellos era el titulo de un libro de un tal Bucay. Fíjate tu qué vueltas da la vida que se me ocurren los mismos títulos que a un escritor famoso. Lástima que no llegara antes y tuviera que pagarme derecho de autor.

Soy consciente de que la palabra "fixo" es una marca y me da igual. No pienso darle más vueltas. Es otro de mis propósitos, "no darle tantas vueltas a las cosas, el pasado ya pasó, la nieve lo enterró. Además creo que sin venir a cuento ha surgido un título que tiene algún significado: todo se puede arreglar con un trozo de fixo y un poco de pastel.

¿Eres de los míos? Pues quedate.


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